Me llamo Luz, pero fue un amigo del otro lado del mundo quien me ayudó a descubrir mi verdadero nombre artístico. Russhi representa una parte de mí que siempre estuvo ahí, esperando ser reconocida y abrazada.
Desde que tengo memoria, el arte fue mi refugio y mi forma de expresarme. Aunque a veces se me hace difícil poner en palabras lo que siento a nivel emocional, la escritura y el baile se convirtieron en mis mejores compañeros, permitiéndome liberar y plasmar todo lo que llevo adentro.
En mis escritos, exploro las emociones más profundas y las vivencias humanas, desde las heridas que nos marcan hasta la sanación que nos transforma.